Los cerdos se crían principalmente por su carne, constituida mayoritariamente por tejido muscular. Es por tanto muy importante entender cómo este músculo se desarrolla y crece, si deseamos maximizar la deposición de carne y mejorar su calidad. La optimización de las condiciones de producción postnatales puede ayudar a mejorar el crecimiento muscular y por tanto la producción de carne del animal. Sin embargo, no se reconoce tan extensamente que la nutrición que el feto recibe cuando está en el útero puede tener una influencia muy significativa en el potencial de crecimiento postnatal del individuo. Podría pensarse que el potencial magro del animal esté determinado prenatalmente y que postnatalmente solamente puede expresarse ese potencial predeterminado.
El potencial magro está determinado por dos factores claves, uno es la genética y el otro son las “condiciones ambientales” del útero. El segundo factor es el que se discutirá, centrándonos en el principal regulador del ambiente uterino, que es la nutrición de la madre. La idea de que las condiciones prenatales (particularmente la nutrición) pueden tener efectos duraderos en edad adulta no es nueva. Este concepto se conoce como “programación fetal” y ha conducido a la idea de que muchos problemas de crecimiento o enfermedades postnatales en adultos pueden remontarse a un desarrollo fetal inadecuado. Para entender cómo funciona este concepto en términos de crecimiento muscular y deposición de carne, primero es necesario entender cómo se desarrolla el músculo en el feto.
El músculo se produce a partir de los mioblastos que se dividen rápidamente en el feto en desarrollo. Entre los días 30-50 de gestación muchas de estas células se alinean y fusionan para formar fibras musculares largas primarias. Ésta es la primera fase en la formación de la fibra muscular. Más adelante, entre los días 50-80 de gestación, más mioblastos se alinean en la superficie de las fibras primarias para formar una población más grande de pequeñas fibras musculares secundarias (véase fig. 1). En el cerdo, hay unas 30 fibras musculares secundarias rodeando cada fibra muscular primaria. De acuerdo con los resultados de numerosos trabajos de investigación parece ser que el número de fibras musculares secundarias puede modificarse mediante el nivel de nutrición maternal. Un nivel de alimentación maternal bajo causa una reducción en el número de fibras musculares, mientras que una nutrición maternal elevada da lugar a un número más alto de fibras musculares en determinados músculos. Un experimento en que se dobló la ración a las cerdas entre los días 20-50 o 25-80 de gestación, resultó en un aumento significativo de las fibras musculares de la descendencia. Es interesante resaltar que los lechones con peso más bajo al nacimiento mostraron mayores mejoras y que por tanto se redujo la variación dentro de la camada tanto en el número de fibras musculares como en el peso al nacimiento.
Entonces, ¿por qué es importante el número de fibras musculares al nacimiento? Es importante porque no pueden agregarse nuevas fibras musculares después del nacimiento y porque existe una correlación positiva entres el número total de fibras y un cierto número de parámetros importantes de la carne y del crecimiento. Los descendientes de las madres con un plano de alimentación superior durante la gestación tuvieron un crecimiento un 10% superior y un 8% más eficiente que los descendientes de las madres con un plano de alimentación normal. Otros estudios también han demostrado una correlación entre un alto número de fibra con una producción mayor de magro, menor de grasa dorsal, y en algunos estudios, con una mejor calidad de la carne.
Aunque los estudios citados, y otros realizados en otras especies, han demostrado la importancia de un plano de alimentación extra de las cerdas durante el principio y mitad de la gestación para potenciar el número de fibras musculares y el crecimiento postnatal, no todos los estudios recientes en cerdos han estado en completa concordancia. Es posible que para algunas líneas genéticas, las cerdas hayan sido seleccionadas involuntariamente para poder afrontar correctamente una alimentación más baja durante la gestación. Sin embargo, las líneas de cerdas no tan altamente seleccionadas y otras especies animales, probablemente se beneficiarían de una nutrición más elevada durante la gestación.
Figura 1. Muestras un corte microscópico del tejido muscular de un feto durante la segunda mitad de la la gestación. P= fibras musculares primarias; S= fibras musculares secundarias. Al nacimiento, las fibras primarias y secundarias serían de tamaño similar.